
2 años más tarde RCH hacía el ridículo en el mundial de alemania dejando en su debut su canto de cisne como selección artística. Le ganó 3 a 0 a Estados Unidos con un gol increíble de Rosicky. Después agonizaría contra Ghana e Italia y se despediría para siempre de los sueños que alguna vez tuvo de ser el campeón más copado de la historia del fútbol moderno. Su pulsión por la belleza y la magnanimidad del juego asociado la consumió definitivamente. Quizás siempre lo supieron. Batailleana como era, la selección checa probablemente entendió que la única forma de ser era mediante la derrota total de sus aspiraciones, en su trágica desmesura. Algo tan bello no podía tener como fin la victoria o el logro de alguna cosa. Su victoria era la indiferencia.

Es sorprendente el parecido de este derrotero del romanticismo futbolero de europa del este (que en otro momento defendieron la Urss, Yugoeslavia o Croacia) con el de las ideas socialistas en el siglo XX. Las mismas ilusiones que acompañaron a la República Checa en su cruzada contra el fútbol europeo utilitarista acompañaron al proyecto de socialismo real en la misma región aunque con menos fundamento. Y así como la Unión Soviética y sus satélites pronto olvidaron, ante algunos fracasos técnicos, sus ideales primigenios y se compenetraron en formar estados autoritarios y centralistas también la República Checa se burocratizó. Karel Bruckner, antiguo idealista, se burocratizó. Hoy puso en el banco a Baros (Nedved recordemos, muy simbólicamente, se retiró de la selección y rosicky está lesionado... o mejor dicho herido) y llenó la cancha de corredores rapados, uniformados, genéticamente similares para afear el partido y devolverle al mundo una imagen aterradoramente fiel de lo que es hoy. Como no podía ser de otra manera, como si fuera una exigencia del diablo por haberse entregado al utilitarismo más miserable y decadente ganaron como tenían que ganar : 1 a 0 con un gol de pedo.
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